El amor y el poder de Dios

Paul Gau, EE.UU.

Aleluya, en el nombre del Señor Jesucristo me gustaría testificar sobre las experiencias que tuvo de nuestra familia acerca del gran amor y poder de Dios.

Una enfermedad inesperada, inusual y mortal
En junio de 1991, mi hija Grace de 14 años de repente se sentió cansada y se volvió pálida. Como siempre estuvo sana y rara vez se enfermaba, yo estaba sorprendido por su estado y la llevé al doctor. El doctor descubrió que su porcentaje globular era peligrosamente bajo e inmediatamente la trasladó al centro médico para más estudios. Los resultados del estudio demostraron que Grace tenía anemia aplásica. Esta es una enfermedad rara que principalmente ocurre en personas jóvenes de 15 a 30 años. Si bien la ciencia médica ha atribuído las causas principales de esta enfermedad a sustancias químicas, radiación y virus, en más del 80% de los casos la causa exacta no puede ser identificada. Esta enfermedad suprime o hasta detiene completamente la producción de glóbulos rojos en la médula ósea, generando una anemia severa. Esta enfermedad no es cáncer, pero la disminución de glóbulos rojos en la sangre la hace de igual de amenazadora para la vida. El doctor explicó que si bien hay tratamientos, su eficiencia en los niños es mucho más baja que en los adultos (aproximadamente 10% a 20% de efectividad en niños contra 50% en adultos).

Transplante de médula ósea
No obstante, Grace permaneció en el centro médico para ser tratada y el doctor nos dijo que el resultado estaría entre dos o tres semanas. Al mismo tiempo, se hizo un examen de compatibilidad de médula ósea a los miembros de mi familia y parientes cercanos en preparación al trasplante de médula ósea que sería necesario en el caso que fallara el tratamiento. El trasplante de médula ósea es una de las operaciones más caras y dolorosas, y requiere de seis meses de recuperación dolorosa. En el centro médico, le tenían que extraer sangre a Grace todos los días para ver si respondía o no al tratamiento, pero luego de seis semanas, su condición no había mejorado. También consultamos a la autoridad médica principal del mundo en este campo, pero sólo nos dio un 50% de posibilidad de éxito en el trasplante.

El llamamiento del amor y la misericordia de Dios
Como Grace siempre fue muy sana, creemos que su enfermedad provenía de la voluntad de Dios para que nos volvíesemos a Él y a su iglesia. Cuando vine a los Estados Unidos para estudiar, nuestra iglesia no había sido establecida todavía. Incluso ahora, la iglesia más cercana a mí está a de tres estados de donde vivimos. Por eso durante mi estadía en Estados Unidos no iba regularmente a las reuniones de la iglesia. Además, si bien de vez en cuando teníamos estudios bíblicos y oraciones en casa, el resto de los miembros de mi familia todavía no había recibido el bautismo para ser parte de la familia de Dios. Esto en sí fue una transgresión contra el amor y la gloria de Dios. Sabíamos que Dios es amor y que nos perdonaría si nos arrepentíamos sincera y profundamente de nuestras transgresiones. Por eso durante la enfermedad de Grace, cada día orábamos mucho y duramente a Dios pidiendo su perdón, y los miembros de mi familia decidieron recibir el bautismo en su santo nombre. Al mismo tiempo también pedimos a nuestros parientes y a los hermanos de la iglesia que oraran por nosotros.

La oración en ayuno y el amor de los hermanos
En aquel momento, un pastor de la iglesia nos invitó a participar de la próxima convocatoria espiritual de jóvenes en nuestra iglesia en Elizabeth, New Jersey. Con la ayuda y los preparativos de nuestros pastores y parientes, pudimos participar a pesar de las dudas de los doctores con respecto a la condición de Grace. En la convocación, estábamos conmovidos profundamente al saber que durante las dos semanas antes de nuestra llegada, la iglesia había estado ayunando y orando por nosotros. Con la intercesión de tantos queridos hermanos y hermanas, estábamos seguros de que Dios respondería a sus oraciones de fe y amor. No solamente Dios no nos rechazó, también recibimos una lluvia de gracia más allá de nuestras expectativas. Mi esposa recibió el preciado Espíritu Santo durante el primer día de oración en ayuno. En el segundo día Grace también recibió el Espíritu Santo. La noche antes del bautismo de mi familia, muchos hermanos de la iglesia permanecieron en la iglesia después de la reunión evangelizadora de la tarde para orar por el bautismo hasta pasanda la medianoche. Durante el bautismo, mi esposa y Grace vieron en visión la sangre de Jesucristo. Después del bautismo, la palidez en la cara de Grace y la frialdad en sus manos desaparecieron.

El milagro
Tuvimos que volver a Mississippi la mañana siguiente después del bautismo porque Grace seguía necesitando transfusiones de sangre semanales en el centro médico. Del aeropuerto fuimos directamente al centro médico para el examen previamente planeado. Milagrosamente, se incrementó el contenido globular en la sangre de Grace. Dios había restaurado la producción normal de glóbulos rojos de su médula ósea. Al ver el poder de Dios, se incrementó nuestra fe y Grace dejó de tomar medicamentos. En cambio, confiábamos en Dios en nuestras oraciones todos los días, sabiendo que muchos hermanos y hermanos en Cristo estaban haciendo lo mismo. Continuamos con nuestra oración de ayuno de la mañana por tres meses. Gracias a Dios, el recuento de glóbulos rojos en la sangre de Grace siguió incrementando y ahora ella está completamente recuperada.

Por medio del amor de Dios, durante estos cinco años, Grace ha llevado una vida sana, llena de actividades físicas. También ha participado en numerosas convocatorias espirituales y seminarios y visitado varias iglesias en Taiwán y Hong Kong. Actualmente está estudiando en la Universidad de Georgetown en Washington D.C.

Dios, el médico por excelencia
Aunque en el pasado creíamos en Dios, por medio de la enfermedad de Grace hemos experimentado a Dios. A partir de suceso extraordinario, hay varias cosas que sentimos profundamente y que quisiéramos compartir:

  • Nuestro Dios es la única fuente de la vida. También es el médico por excelencia. Creó no solamente toda vida en el universo, sino cada célula de nuestro cuerpo. Solamente Él tiene el poder y la autoridad absoluta de curar toda enfermedad y reponer la salud y la vida. Creer en Él es la base y el comienzo de toda sanación (Jn 11:25; Mt 8:14-16, 9:35).
  • La oración profunda y sincera es el cimiento de nuestra fe diaria y fuerza espiritual.
  • La grandiosidad del amor y el poder de Dios está más allá de la comprensión humana. Si venimos a Él con un corazón de arrepentimiento y con una fe sincera y humilde, derramará su misericordia y gracia sobre nosotros (Mt 7:7; Lc 15:17-32).
  • Nuestra salud, paz y logros vienen de su bendición, de lo contrario, todo trabajo humano es en vano. El conocimiento, la riqueza y la fama del mundo son temporales y no pueden ayudarnos cuando estamos en graves problemas. Dios y nuestra fe son lo más importante y deben tomar prioridad por sobre todas las demás cosas (Mt 6:33; Sal 127:1).

Que toda gloria, poder y alabanza sean a nuestro Señor. Amén.

Nota: El nombre del centro médico es University of Mississippi Medical Center Children’s Hospital. Los doctores son Dr. Jeanette Puller y Dr. Gail Megason.

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